Exceso de velocidad en muchos planetas: pillado a 325 km/h
Lo que hay que leer. Nada menos que 325 km/h de velocidad punta en una autopista con límite de velocidad 110 km/h. Si, casi el triple del límite legal. Lo peor de este caso que leemos en el Heraldo es que el infractor no fue pillado en ese momento. No señor. Por algo posterior que no ha trascendido, la policía se incautó del teléfono móvil de este fitipaldi de la vida y vio entre otras grabaciones, como la noche de autos el señor en cuestión grababa cómo la aguja del velocímetro llegaba a tan mágica cifra.
Se me ocurren tantas cosas que decir que no se por dónde empezar. Me parece grave hasta cierto punto quebrantar la ley, pero es que hay quebrantos y quebrantos. Circular a 130 km/h por una vía de 110 km/h es punible, circular a 200 km/h por el mismo lugar ya lo considero un delito, imaginad qué pienso de los 325 km/h. No se si hay algún psiquiatra en la sala, pero me encantaría saber, más allá de lo que es la sensación de velocidad y la adrenalina que se segrega (que da gustito, la verdad) qué “trabajo” cerebral hace que se corran semejantes riesgos en una carretera pública. Para grabar cómo llega la aguja al final.
También me llama la atención lo estúpido de la “pillada”, es decir, por otro motivo diferente (a saber qué habrá hecho el señor este), la policía investiga su móvil y encuentra una grabación que lo incrimina. La policía lo denuncia por conducción temeraria. ¿No parece un capítulo de CSI, o una especie de guiño retorcido a cómo consiguieron acabar con Al Capone?
También me llama la atención lo estúpido de la “pillada”, es decir, por otro motivo diferente (a saber qué habrá hecho el señor este), la policía investiga su móvil y encuentra una grabación que lo incrimina. La policía lo denuncia por conducción temeraria. ¿No parece un capítulo de CSI, o una especie de guiño retorcido a cómo consiguieron acabar con Al Capone?
Otro tema que me llama la atención es la necesidad de justificar con ejemplos que 325 km/h es una velocidad muy grande. Como se suele decir por aquí, “agárrate al hule”:
alcanzar esa velocidad supone avanzar 90 metros por segundo, lo que hace casi imposible una maniobra de reacción, y que está sensiblemente por encima de la velocidad a la que despega un avión comercial grande
Comentar que la nocturnidad de la acción resulta más acongojante que cualquier comparación con un avión comercial. De hecho nos gustaría que los aviones comerciales cogiesen la máxima velocidad lo antes posible. Son mundos diferentes, no nos vale de mucho esa comparación. Podrían haber echado mano de la (valga la redundancia) manida comparación en campos de fútbol: si estornudas a 325 km/h habrás recorrido casi dos campos de fútbol con cero control sobre tu coche. Algo así impacta.
Pero para impactos, el que podría haber sufrido el “piloto” de tener algún problema. No será consciente seguramente de lo que podría haber pasado. Para correr están los circuitos, porque están preparados con escapatorias, servicios médicos (siempre hay alguno a menos que hablemos de “circuitos” de ínfima categoría), asfalto en condiciones estables (no digo ni malo ni bueno, pero el que pisamos en la vuelta 1 es el mismo que el de la vuelta 10), y muchas cosas más. Salirse de la pista a 300 km/h en un circuito significa, primer, que sales a menos velocidad porque frenas con toda tu fuerza. Ponle que sales a 260 km/h. La gravilla te frena en el peor de los casos hasta que impactas contra una barrera deformable a unos 110 km/h, probablemente en un ángulo benévolo que no te mata.
En una autopista no hay escapatorias. Y si las hay (esos lugares de frenado de emergencia en las grandes bajadas) se me ponen literalmente por corbata solo de pensar en acertar con mi coche en uno de esos, para frenar. No hay barreras deformables del estilo de las de los circuitos. No hay tiempo para frenar, apenas, si hay un problema. Es un entorno no amigable para hacer una estupidez. La mayoría de los sistemas de contención en autovía y autopista no pueden contener nada que impacte más rápido de los 110 o 120 km/h. En resumen, poco castigo es el que le hayan retirado la licencia de conducción por tiempo indefinido, cuando deberían haber considerado los agravantes de nocturnidad y alevosía para hacer una cosa tan estúpida, digna de los kamikazes más preparados del mundo.
Vía | Heraldo.es
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